Organizar y gestionar las estanterías es una de las operaciones más complejas para una farmacia. Muy a menudo el problema surge por el hecho de que el personal, altamente formado en farmacología, química o toxicología, siente la necesidad de profundizar en la organización y la gestión de las estanterías, que en realidad requieren un enfoque comercial.
Por esta razón, algunas farmacias todavía hoy tienen estanterías sin los precios a la vista o con productos a los que se ha aplicado el precio manualmente, limitando la transparencia para el cliente a la hora de tomar decisiones informadas. Sin contar que también existe una obligación legal que establece la necesidad de mostrar el precio de venta también en las farmacias.
¿Cómo afrontar esta situación?
Las etiquetas electrónicas están impulsando la evolución digital de todas las actividades que se basan en la venta en estantería, como ocurre con las farmacias.
Las funciones de las etiquetas electrónicas son muy interesantes tanto porque permiten una mayor claridad en beneficio del usuario final, como porque introducen una comunicación interna sin precedentes.
Como resultado inmediato, la gestión de los precios es mejor: se elimina el riesgo de que se desprendan los adhesivos colocados con la etiquetadora manual (normalmente el pegamento se desprende pasados unos meses) pero también el problema de tener que superponer adhesivos para actualizar el precio. Para el cliente, la ventaja es considerable, ya que tiene acceso a información más clara para hacer su propia elección, y para el farmacéutico que tiene mayor libertad y facilidad para cambiar los precios.
Además, no hay necesidad de ninguna intervención manual por parte del personal de la farmacia, que puede centrarse en atender a los clientes, con una mejor gestión del tiempo y la carga de trabajo. De hecho, la gestión de los precios tradicionales, caracterizada por la etiqueta de papel o la colocación de adhesivos con la etiquetadora manual, requiere mucho tiempo y mucho personal. En las farmacias tradicionales, en cambio, encontramos personal muy formado, obligado a dedicar mucho tiempo a gestionar pedidos, reposiciones, control de las fechas de caducidad y gestión de las estanterías.
Además, existen funciones que, si se utilizan bien, también permiten gestionar mejor el stock y aumentar los beneficios de las farmacias. Tener conocimiento en tiempo real de los productos que están a punto de caducar, o saber qué productos se venden rápidamente y cuáles en cambio tardan más en venderse, puede servir para tomar decisiones orientadas a optimizar los costes.
De hecho, se puede saber con criterios objetivos qué productos o marcas se venden más y mejor, por ejemplo, entre los productos cosméticos y los suplementos. O se podrán organizar en pocos minutos ofertas promocionales para acelerar la venta de un stock de cremas solares al final de la temporada, para evitar que caduquen en la estantería.
Los horizontes de la digitalización de las estanterías de una farmacia son realmente amplios, por lo que el mejor enfoque es conocer tus necesidades para crear un proyecto digital personalizado. Cuéntanos tus objetivos.