Los costes a los que tiene que hacer frente cualquier empresa de comercio minorista son fundamentalmente de dos tipos: impuestos y costes relacionados con la gestión de la empresa. En los primeros poco o nada se puede hacer, pero en los segundos se puede perfectamente intervenir. Gracias a la gestión de costes se pueden controlar los gastos e implementar acciones específicas para optimizar los costes y reducirlos, también a largo plazo. Este objetivo se puede lograr a través de soluciones innovadoras como la digitalización, que no solo reduce drásticamente los gastos, sino que también permite ahorrar en el presupuesto, que de esta manera se podrá invertir de forma más ventajosa.
Cada vez son más las empresas que han emprendido el proceso de digitalización, conscientes de que en la actualidad representa un motor que puede asegurar una mayor competitividad, además de la propia supervivencia en el mercado.
Una gestión óptima de los costes de la empresa permite su correcta estimación, un control puntual y minucioso y, sobre todo, la oportunidad de implementar la reducción de gastos, para aumentar el beneficio, y el principio de control de gastos (desarrollo de la gestión de un solo pedido o partida presupuestaria).
Es importante subrayar, sin embargo, que para una gestión de costes correcta, no nos podemos centrar únicamente en el producto. La reducción de gastos en detrimento de los servicios de atención al cliente, a medio y largo plazo, es contraproducente. Hoy más que nunca se necesitan estrategias que puedan influir y satisfacer al cliente, más evolucionado y exigente que antes y con conocimientos para optimizar los costes de gestión.
Esta es precisamente una de las muchas ventajas de la digitalización: mejorar la experiencia de compra del cliente sin renunciar a optimizar los recursos de la empresa, mejorando la competitividad y reduciendo gastos. Que no se trata solamente de una hipótesis también lo confirma un estudio realizado entre casi 2.000 directivos de empresas. Todos los que emprendieron un proceso de digitalización de su negocio lograron transformar su empresa cinco veces más rápido que sus colegas que no lo hicieron (fuente: ‘Just how fast is the ‘speed of digital’? Now we know’, McKinsey).
Digitalizar, por lo tanto, significa aportar ventajas significativas, entre ellas:
La digitalización aporta otra ventaja importantísima: permite una perfilación más meticulosa del cliente, para formalizar definitivamente el paso del concepto de público objetivo general al de Buyer persona.
Si a primera vista estos dos conceptos parecen expresar lo mismo, en realidad presuponen dos formas completamente diferentes de pensar en el cliente e identificarlo. El buyer persona, a diferencia del público objetivo, ya no es el objeto al que dirigir nuestro mensaje, sino un sujeto, una persona con su lado emocional, su sociabilidad, sus peculiaridades y sus interacciones digitales: es mucho más articulado.
La digitalización nos permite desarrollar e implementar las estrategias más adecuadas y una comunicación más interactiva y atractiva. Por esta razón las empresas actualmente tienden a basar sus planes de marketing más en el buyer persona que en el producto en sí mismo. Poder definir todos los aspectos de este último, con la ayuda de las tecnologías digitales, significará también poder satisfacer todas sus necesidades en cada momento del recorrido del buyer y de su recorrido como cliente para garantizar su fidelización.
Invertir en digitalización no solo significa garantizar la supervivencia, sino el éxito, en un mercado cada vez más dinámico y competitivo, diferenciándose y ofreciendo al consumidor la mejor forma de satisfacer sus necesidades.