El libro de ingredientes: una gran fuente de información para los clientes, una tarea importante para los operadores.
La actualización continua y precisa del libro de ingredientes es, de hecho, un requisito legal para la protección del consumidor.
Introducido por el Reglamento UE 1169/11 sobre información alimentaria obligatoria para los consumidores, el libro de ingredientes está en vigor en la UE desde el 13 de diciembre de 2014.
ntrando en algunos aspectos concretos del decreto, entre otros requisitos, está la obligación de proporcionar a los clientes la denominación correcta del alimento, la lista de ingredientes con detalles de los alérgenos que contiene, las condiciones de almacenamiento y la fecha de caducidad de cada alimento a granel. Por lo tanto, en el sector minorista están implicados todos los mostradores con productos frescos: pescadería, carnicería, charcutería, panadería y pastelería.
Para cada alimento, hay mucha información que debe actualizarse: además de la fecha de caducidad, que se actualiza con frecuencia por razones obvias de rotación, los ingredientes pueden variar según el origen o el proveedor. Por ejemplo, cada vez que la tienda se abastece de un productor diferente o pone a la venta un nuevo producto, la lista de ingredientes tiene que cambiar.
El libro de ingredientes tradicional es un pesado documento de papel que se coloca cerca de los mostradores atendidos y que tiene limitaciones cada vez más evidentes:
Hay que prestar especial atención al riesgo de sanciones graves relacionadas con la omisión o la exposición incorrecta del libro de ingredientes. En el caso de las auditorías, un solo error es suficiente para recibir sanciones de miles de euros.
El panorama general que surge es muy complejo incluso para un único punto de venta. Suponiendo, por tanto, que haya decenas o centenares de puntos de venta en todo el país, es el momento de evaluar soluciones más funcionales.
El cliente puede utilizar con mayor facilidad el libro de ingredientes digital y puede consultar toda la información deseada con unos pocos clics sin tener que hojear cientos de páginas.
Poder actualizar el libro de ingredientes de forma digital significa poder gestionar la comunicación de forma homogénea y sincronizada en varios puntos de venta de forma óptima, reduciendo el riesgo de desajustes locales que podrían exponer al punto de venta a irregularidades y a las consiguientes sanciones.
A nivel local, los responsables de los puntos de venta pueden complementar el libro digital con información sobre preparaciones o productos concretos cuyo surtido no cubre toda la cadena.
El efecto final, que no se puede pasar por alto, es una optimización económica que se deriva, por un lado, de la reducción del tiempo utilizado para este tipo de actividad por los operadores, y por otro, de la eliminación del uso del papel. Se trata, por tanto, de impactos positivos que se amplían con la implantación de tecnologías digitales adicionales, como las etiquetas electrónicas, y la adopción de tótems para gestionar mejor los mostradores. La tecnología está transformando el sector de la GDO en varios frentes, puedes averiguar más sobre ello en:
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