Pros y contras de las etiquetas de precios electrónicas: tradición frente a digitalización

«La frase más peligrosa del lenguaje es: "siempre lo hemos hecho así"».

Grace Murray Hopper no se equivocaba al afirmar que muy a menudo nos quedamos anclados en la tradición, convencidos de que ese «siempre lo hemos hecho así» representa la mejor opción porque ya está establecida. Sin embargo, la realidad no es algo estático, y la clave para poder avanzar y mejorar es saber cambiar de perspectiva cuando es necesario. El comercio minorista no es ajeno a este dinamismo, al contrario, en los últimos años asistimos a la creciente difusión de la digitalización también de los espacios físicos.

Uno de los sistemas innovadores que juega un papel destacado en el sector minorista de la GDO es el de las etiquetas electrónicas o etiquetas de precios electrónicas, es decir, pequeñas pantallas que reemplazan los precios en papel por dispositivos electrónicos.

Los precios se actualizan automáticamente en modo inalámbrico, lo que las convierte en valiosas aliadas para acompañar y potenciar la evolución de la tienda física hacia la digitalización.

La evolución digital en el comercio minorista

El proceso de digitalización es un cambio que surge de la necesidad de adaptarse a un cliente cada vez más consciente y exigente para poder ofrecerle un servicio y una experiencia mejores.

No se trata de una simple herramienta de gestión, sino de un sistema que puede crear un vínculo más profundo con los consumidores, para enriquecer su experiencia y darles las respuestas que buscan en el momento exacto en el que las necesitan. A través de la digitalización se transmite un nuevo concepto de tienda y el cliente tiene la posibilidad de estar más informado y ser consciente de sus decisiones de compra.

Actualmente, el comercio minorista que quiera continuar siendo un punto de referencia en el mercado no puede quedarse al margen del proceso de transformación y debe dejar de lado las herramientas analógicas y manuales para perseguir objetivos de reducción de costes, optimización de los procesos y de la organización y ofrecer el mejor servicio a sus clientes.

Tradición frente a digitalización: pros y contras

Como sucede a menudo cuando hay que abandonar la tradición para abrazar la innovación, el proceso no siempre es fácil. De hecho, se debe partir primero de un cambio de mentalidad, a veces atada al pasado y al miedo a todo lo nuevo y, por lo tanto, desconocido o menos conocido. Un obstáculo que, por otro lado, debería superarse rápidamente ya que ahora, más que de una elección, se trata de una necesidad concreta e imprescindible: la digitalización es necesaria para ser competitivos y ver cómo aumenta nuestra cuota de mercado. Para lograrlo, se deben analizar las ventajas e inconvenientes de dejar atrás el pasado y adaptarse al cambio que representa la digitalización.

Pros y contras de las etiquetas de precios electrónicas

Contras de la digitalización

Los motivos que frenan a algunas empresas a invertir en esta dirección son básicamente:

• La resistencia de las personas al cambio.
• El temor de que la inversión que se debe hacer no se vea adecuadamente compensada.

Mientras que el primer punto requiere incidir culturalmente en el equipo, sobre el segundo punto se pueden decir muchas cosas. Sin duda, un proyecto de colocación de etiquetas electrónicas supone una inversión económica; sin embargo, para equilibrar los gastos se cuenta con todas las ventajas que aporta la transformación digital de nuestro punto de venta: algunas directas y medibles relativas a la mejora de la organización y otras menos medibles que inciden en la percepción del cliente.

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También sería interesante reflexionar sobre el análisis de los riesgos que conlleva la decisión de no aprovechar las ventajas que ofrece la digitalización para nuestra empresa. Veamos un ejemplo. Se ha observado que debido a los frecuentes cambios de precios, en las empresas que todavía no están digitalizadas se produce una disminución de los beneficios debido a errores en la fijación de precios de los productos, retrasos en informar en la estantería del aumento del precio y en volver al precio anterior a la promoción. Una pérdida de beneficios que, con la implantación de un sistema de etiquetas electrónicas, se reduciría hasta en un 90 % (fuente: iXtenso).

Pros de las etiquetas electrónicas

Lo primero que se debe tener en cuenta es que la digitalización de un proceso implica y presupone su facilitación, por lo que solo podrá mejorarlo.

Estas son solo algunas de las ventajas del comercio minorista digitalizado:

• Tener más personal disponible para ofrecer al cliente un servicio de valor;
• Integrar la comunicación digital con propuestas de información sobre productos/servicios;
• Mejorar la comunicación en las estanterías para ofrecer más detalles e información sobre los productos;
• Mejorar la participación y la experiencia del cliente.
• Conoce mejor aquí todo el potencial de las etiquetas electrónicas.

La verdadera ventaja del uso de las etiquetas de precios electrónicas es el beneficio de la gestión interna, ya que permiten una reducción significativa del tiempo empleado para cambiar los precios y llevar a cabo todas las actividades operativas. Controlar las fechas de caducidad y la fecha de inicio y finalización del surtido o gestionar los productos o las líneas ya no requiere controles manuales ni pérdidas de tiempo, ya que estas actividades pasan a ser instantáneas.

Las etiquetas electrónicas pueden, a través de la comunicación, optimizar el trabajo de los empleados, que pueden dedicar más tiempo a asesorar a los clientes.